viernes, 21 de agosto de 2009

De como el Internet me ataca


Primero el ICQ y el Messenger fueron culpables de innumerables desvelos, e incontables gritos de mi madre con frases famosas como:
  • ¡Ya duérmete!
  • ¡Que chistosita está tu tarea! (después de escuchar mis carcajadas a media noche derivadas de los multichats con mis amigos)
  • ¡Luego porque no quieres levantarte! (y es que después de pasar la noche en vela “haciendo tarea”, ¿Quién no tiene ganas de dormir “cinco minutitos” más?)
  • ¡¡¡Necesito usar el teléfono!!! (Porque en ese entonces, aún se usaba la conexión dial-up… Dios, ¡que vieja soy!)

Después, llegaron las redes sociales como el Hi5 y el Facebook, culpables de que uno se vuelva más metiche de lo normal (uno no quiere, pero el Facebook te obliga a enterarte de caaaaada cosa…), de encontrar gente que andaba perdida por la vida, de ser públicamente humillados con las fotos de la última borrachera y sus respectivos comentarios. Luego conocí los blogs y heme aquí, contando mis aventuras y leyendo las de otros (insisto, ¡como se vuelve uno metiche!). Y Finalmente, me presentan el Twitter.

Abrí mi cuenta sin saber de que se trataba, pero ya saben que la curiosidad mató a la rata y pues ahí estaba yo, con cuenta nueva y sitio nuevo, picando en todos los links pa entender de qué rayos se trataba ese “invento del demonio” (como diría mi abuelita). Agregué a algunos amigos, a algunas celebridades, a algunos programas de chismes de la farándula, a Bob Esponja (si, a Bob Esponja!!!!) y después de unas semanitas de solo observar mi perfil, decidí que era el momento adecuado para romper el hielo con mi nuevo amigo Twitter. Subí mi primer post, agregue foto a mi profile y repliqué los comentarios de mis amigos. Todo muy normal, no le encontraba mucho chiste al novedoso invento ese. Pero un rato de ocio cambió mi perspectiva para siempre! HOLA, SOY LA RATA DE RANCHO Y SOY ADICTA AL TWITTER (sniff) Si no acabo en la clínica de rehabilitación de Betty Crocker (por aquello de que no puedo dejar de comer pasteles), SEGURO termino en un centro de rehabilitación social por preferir postear todo lo que hago a tener cualquier clase de interacción social, por mandar mensajes vía Twitter a mis amigos aún cuando estemos uno al lado del otro, por tener la estúpida necesidad de saber que están haciendo los demás. Twitter, ¡¡¡Eres un monstruo!!!

Y después de todos estos inventos del demonio, ¿cómo a que hora quieren que uno tenga tiempo de hacer su trabajo? Estúpida tecnología estúpida